Descripción
Ésta es la crónica del rodaje más demencial de la historia del cine desde que los hermanos Lumière filmaron la famosa salida de la fábrica, por no irnos más lejos.
¿Cómo cree usted que se le queda el cuerpo a la actriz que debe repetir una y otra vez la escena de cama con ese actor baboso y de mal aliento, sólo porque el director dice que no acaba de verlo claro y quiere otra toma más? ¿Se imagina el suplicio que representa esperar horas y horas, vestido con un traje de época, cubierto por tres capas de maquillaje y coronado por una peluca que pica, para rodar una escena de treinta segundos en la que debe decir algo así como «Buenos días, señora»?.