Descripción
La primera novela publicada de Espido Freire cuenta la historia de Natalia, muy afectada por la muerte de su hermana, es enviada al campo a pasar el verano en compañía de sus primos Irlanda y Roberto. Una novela en que la belleza, la crueldad y los presentimientos recrean una atmósfera inquietante e irresistible.
Alguien ha escrito que con sólo 23 años, Espido Freire (Bilbao 1974) ha conseguido todo un hito publicando su primera novela, Irlanda, en Planeta. En cualquier caso, no se trata de un hito -Planeta publica obras de gente tan joven y algunos escritores, como el profesor Antonio Prieto, lograron ganar el Premio Planeta con esa edad – sino de un acierto de la editorial descubriendo la obra de esta joven autora.
Podría encuadrársela entre los componentes de esa moda editorial que ha dado en llamarse nuevos narradores, que hasta hoy ha dado tan escasos frutos. «Yo con los nuevos narradores tengo poco en común, salvo la edad -dice Espido Freire-, y depende de lo que se entienda por nuevos narradores porque hasta hace poco incluían entre ellos a Javier Marías o Julio Llamazares. Mi idea de la literatura es otra, va por otro lado, distinta a ese realismo tan urbano y todo lo que parece caracterizarles».
Espido Freire estudió música y canto en su adolescencia y ahora estudia Filología Inglesa en la Universidad de Deusto. Irlanda, su primera novela publicada, forma parte de una trilogía. «Las otras dos novelas -dice- ya están finalizadas y son distintas, son más corales, con cincuenta o sesenta personajes. Lógicamente el estilo cambia. En Irlanda todo está en función de una narradora que nos sirve de hilo a lo largo de la novela. Hay que situarse en lo que diría y pensaría una muchachita de quince años».
Una de las etiquetas de promoción de su novela compara a Espido Freire con el descaro provocativo de una Françoise Sagan. Parece una equivocación, una comparación que tampoco le ha hecho mucha gracia a la autora de Irlanda. La técnica narrativa de Espido Freire se muestra en un tono más críptico y simbólico que la de la escritora francesa: «Es posible que mi narración pueda aparecer de un modo críptico y eso no me disgusta porque siempre me ha gustado más sugerir que explicitar las cosas. En mi novela aparecen desenlaces cuya resolución principal es de los lectores; ellos sabrán qué les sugiere un final, no es preciso decir de qué murió Sagrario, por referirme a un personaje. Yo doy unas claves: un pozo, una casa y una torre. Ellos deben hacer su labor».
Espido no tiene una referencia clara de influencia literaria: «He leído mucho a los grandes escritores rusos del XIX, a Flaubert, a Henry James, a Cortázar… y mucha narrativa oral. Siempre acaba sedimentándose alguna influencia que puede aflorar de modo irracional».
De momento, con Espido Freire aflora felizmente una narradora poco común. (Sebastián Moreno, revista Tiempo, 1998)